En circunstancias poco claras, en algún lugar cerca de Moscú hubo una explosión nuclear. En las primeras horas, millones de personas murieron por la radiación y la onda expansiva, y se cortó la comunicación con el resto del mundo.
Solo aquellos que lograron esconderse en los sótanos o en las estaciones de metro lograron sobrevivir. Unos años más tarde, el nivel de radiación cayó ligeramente y los primeros temerarios comenzaron a salir a la superficie, pero allí no fueron recibidos con una agradable sorpresa.